Una de las posibles reacciones del mercado tras las elecciones podría ser una ola de optimismo, sin importar quién resulte presidente.
Si tomamos como ejemplo la última vez que un presidente fue investido, podemos determinar que, con bastante seguridad, este dato importa poco. Cuando Barack Obama fue elegido como el presidente número 43 en 2008, el S&P 500 subió solo un 2,56 % durante los seis primeros meses de su mandato, mientras que el Dow Jones fue a la baja.
Sin embargo, debemos tener en cuenta el escenario económico global de fondo en aquel momento. Históricamente, tanto el Dow Jones como el S&P 500 han subido después de que se conozcan los resultados de las elecciones. De hecho, desde que Herbert Hoover fuera investido en 1929, el Dow Jones ha subido una media de 6,4 % en los primeros seis meses de mandato de todos los presidentes, sin importar el partido al que pertenecieran.
Dos de cada tres veces que un presidente ha tomado el poder, el Dow Jones ha subido el 7,4 % en los seis meses siguientes y el S&P 500 ha conseguido ganancias similares en el mismo periodo de tiempo. De nuevo, esta respuesta positiva del mercado en el corto plazo es casi igual en torno a presidentes republicanos y demócratas, ya que la certeza de haber tomado una dirección política concreta, sea cual sea, suele tranquilizar a las bolsas.