Ejemplos de instrumentos financieros
Los instrumentos financieros pueden ser divididos en dos categorías: complejos y no complejos.
Instrumentos financieros complejos
Los instrumentos financieros complejos requieren un conocimiento profundo para poder ser manejados con éxito. Los instrumentos financieros complejos más operados son los derivados, entre los que se incluyen los CFD, los spread bets, los contratos de futuros, los turbos24, las barreras y las opciones vanilla.
Cada derivado tiene sus propias características. Por ejemplo, los CFD son eficaces como métodos de cobertura, mientras que los spread bets están exentos de impuestos*. Al ser instrumentos financieros complejos, es fundamental que los inversores se familiaricen con las características de cada producto antes de comenzar a operar con ellos.
Instrumentos financieros no complejos
Los instrumentos financieros no complejos pueden manejarse sin necesitar un conocimiento muy especializado de los mercados. En algunas circunstancias, solo es necesaria una inversión inicial y designar a alguien para operar en tu lugar.
Entre los instrumentos financieros no complejos se incluyen los valores de renta variable, los valores de deuda y ciertos tipos de fondos de inversión.
Los valores de renta variable se refieren a acciones de empresas, mientras que los valores de deuda incluyen bonos gubernamentales y societarios. Los valores de deuda también pueden referirse a acciones preferentes y valores garantizados, como las obligaciones garantizadas por deuda (CDO).
Los fondos de inversión incluyen fondos de cobertura y fondos mutuos. Estos instrumentos permiten que varios inversores agrupen su dinero a cargo de un especialista que lo administre: el gestor del fondo. Habitualmente, el gestor tomará las decisiones en nombre de los inversores.