La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID) fue implementada por primera vez en noviembre de 2007 para regular la prestación de servicios de inversión por parte de las instituciones financieras dentro de la UE. Su objetivo principal es aumentar la competencia y la protección del consumidor.
El objetivo de la directiva es conseguirlo exigiendo a las compañías que:
- Obtengan más información sobre la idoneidad de sus clientes a la hora de operar con productos específicos
- Gestionen las órdenes en interés de los clientes
- Proporcionen una mayor transparencia en cuanto a las condiciones del mercado tanto antes como después de una operación (por ejemplo, volúmenes, precios bid y ask)
- Se aseguren de que se logre la mejor ejecución en todas las órdenes de los clientes
Desde la introducción de la MiFID, se ha aprobado una nueva directiva, la MiFID II, para ampliar el ámbito de aplicación de su predecesora. Esta última entró en vigor el 3 de enero de 2018.