Estamos viendo un fuerte rebote en el dólar australiano en las últimas sesiones, no por el tipo de interés que se ha quedado tal cual se esperaba, sino porque había sido muy penalizada la divisa por la vinculación del país a las materias primas, que se han visto muy afectadas por la guerra comercial, la subida del dólar americano y las perspectivas de un menor crecimiento a nivel global.
La tregua en la guerra comercial, aunque todavía tenemos muchas dudas de cómo se va a solucionar el tema, beneficia al dólar australiano.
Hoy, también hemos visto como el Banco de la Reserva Australiana ha indicado que se espera que aumente la inflación en los próximos dos años, indicando que esta será del 2,25% en 2019, lo que podría presionar a mayores subidas de tipos y por consiguiente mayores alzas en el dólar australiano.
Además, el dólar americano se está viendo presionado después de la tregua comercial (hasta ahora cada vez que Trump anunciaba unos nuevos aranceles, se traducía en subidas para el dólar), por lo que una tregua en ese tema aumenta la presión bajista para la divisa americana, que además se suma a un menor ritmo de subidas de tipos en EE.UU. y a la presión en el billete verde por la inversión de curvas de tipos.
En este contexto, hemos visto como el dólar australiano abandonó ya la tendencia bajista que había tenido desde finales de enero y lo hizo el pasado 1 de noviembre. Posteriormente, hemos visto superación de la resistencia de los 0,7228 dólares australianos por cada dólar americano, mientras que hoy se sitúa por encima de la media de 150 periodos en gráfico diario. Todo esto aumenta las probabilidades de ver mayores subidas en el par dólar australiano – dólar americano, por lo que podríamos marcar un primer objetivo en el entorno de los 0,75 aussies por cada dólar.