Christina Lagarde (BCE) se estrena con una corrección al alza de las perspectivas de inflación

• Lagarde anuncia una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento del PIB de la eurozona en 2020, pero un alza de las expectativas de inflación.
• La nueva presidenta del BCE defiende la necesidad de acometer una revisión estratégica del propósito del banco central.
• La política francesa logra colocar los mensajes de la entidad con el mismo tono que Draghi, pero advierte al mercado que tendrá su propio estilo de comunicar.

La nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, tenía hoy la difícil tarea de dar continuidad a la línea de acción y mensajes de su predecesor, el italiano Mario Draghi; vender a los mercados de la forma menos traumática posible una revisión estratégica de las políticas que rigen la entidad, al tiempo que establecer su propio tono y su forma de comunicar.

Por si esto fuera poco, Lagarde ha contado con el hándicap añadido de tener que incluir en su discurso las nuevas previsiones económicas de la entidad, que en esta ocasión deparan luces y sombras.

En concreto, el banco central prevé ahora que el crecimiento del PIB comunitario se relaje el próximo curso hasta el 1,1%, una décima menos de lo proyectado en septiembre, al tiempo que sitúa en el 1,4% las estimaciones para 2021 y 2022.

Por el contrario, como nota más positiva para la economía comunitaria, la autoridad monetaria revisa al alza una décima sus estimaciones de inflación para 2020, hasta el 1,1%, pero corrige las de 2021 del 1,5% al 1,4% y sitúa el primer cálculo de 2022 en el 1,6%.

En relación con esta última estimación, la nueva patrona de la banca europea ha matizado que, a pesar de que esta es la cifra para el conjunto del ejercicio, durante algunos momentos del curso el IPC podría ascender hasta el 1,7%, una cantidad que podría estar más en línea con los objetivos de la entidad de que los precios se sitúen próximos, pero por debajo del 2%.

Lagarde deja una buena imagen en su primera rueda de prensa como presidenta del BCE

Respecto al primero de sus objetivos, seguir sonando como Draghi con otra voz, todo es más fácil cuando se empieza leyendo un comunicado muy similar al pronunciado por su predecesor en todas las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Gobierno del último año.

En este sentido, todas las expresiones y todas las definiciones de la situación económica sonaron enormemente a Draghi, especialmente las menciones a que un “amplio grado de acomodo” es todavía necesario en las políticas monetarias del BCE.

En relación con lo segundo, que ciudadanos e inversores compren la necesidad de una revisión de la estrategia de la entidad parece que también ha tenido bastante éxito, habida cuenta de la contenida reacción del mercado. Además, el terreno para ello se allana terriblemente cuando se esgrime entre las razones de dicho cambio la inclusión de políticas que ayuden a reducir las desigualdades sociales y cuidar más el medioambiente.

En cuanto a la tercera y última tarea, que los mercados empiecen a conocer su propia manera de expresarse, Lagarde fue atrevida y se nota mucho la experiencia que le han concedido otros cargos de gran visibilidad como el de directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero se mostró también algo ingenua al pedir a los medios que no se sobre interpreten sus palabras, ni se busquen segundos significados en las mismas.

Christine Lagarde advierte de que su discurso variará en función del auditorio

En línea generales, el entendimiento con la prensa pareció genuino, pero es labor de los medios mirar con lupa cada una de sus palabras y forma parte de las normas no escritas del juego que el banquero central sea completamente consciente que hasta la más pequeña de sus palabras tiene repercusión en los mercados.

La veterana política francesa avanzó incluso que pretende utilizar diferentes lenguajes para dirigirse a distintas audiencias, algo que seguramente será fruto de malentendidos en el futuro, pero por el momento la nueva líder del banco de bancos comunitario tuvo el buen juicio de utilizar un mensaje claro y directo en su primera gran prueba de fuego.

Como nota de interés para la intrahistoria de las reuniones del Consejo de Gobierno del BCE y para todos aquellos que pretendían sacar conclusiones del color de las corbatas de Mario Draghi, Lagarde, además de definirse a si misma como un ‘búho’ en lugar de decantarse por la dicotomía de ‘halcón’ o ‘paloma’, ha estrenado comparecencia con un pañuelo de color azul verdoso.

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