El EUR/USD termina la semana donde la empezó pese al carrusel de emociones de la Fed

• El EUR/USD marcó el miércoles un máximo de tres meses en los 1,1422 dólares por moneda común.
• Las nulas intenciones de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos de subir los tipos de interés en los próximos tres años presionaron al dólar a la baja.
• Sin embargo, con la vuelta de la aversión al riesgo al mercado, los inversores vuelve a preferir la divisa estadounidense frente a la europea.

La cotización del EUR/USD vuele a situarse hoy en torno al importante nivel psicológico de los 1,13 dólares por moneda común, tras una agitada semana en el mercado de divisas, que llevó a la moneda común a marcar un máximo de tres meses en los 1,1422 dólares por euro en la sesión del miércoles.

En clara trayectoria ascendente durante dos semanas, que le llevó desde los 1,0891 hasta los 1,1363 dólares en solo ocho sesiones, la divisa comunitaria hizo un alto en el camino este lunes a la espera de lo que pudiera deparar la reunión de dos días del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed).

De hecho, el euro se movió el lunes en un rango muy estrecho, pivotando siempre en torno a ese nivel de los 1,13 dólares por moneda común, y no fue hasta la sesión del martes cuando la moneda comenzó a subir de nuevo, para llegar el día siguiente al máximo anteriormente citado, apoyado en la debilidad del billete verde.

Además de publicar el comunicado con las decisiones de su política monetaria, la Fed colgó en su web el miércoles sus nuevas proyecciones económicas, un documento que elabora cada tres meses, pero que no pudo publicar en marzo, ya que la reunión programada para dicho mes fue finalmente cancelada.

Dentro de estas proyecciones se incluye también un gráfico de puntos, conocido como ‘dot plot’, en el que los miembros del Comité Federal con y sin derecho a voto sitúan de forma anónima sus pronósticos sobre los tipos de interés para los próximos ejercicios y en el largo plazo.

Como la última referencia conocida por el mercado era la del mes de diciembre, los inversores aguardaban con mucho interés conocer cuál era el sentir mayoritario de los miembros de la institución en cuanto a las tasas de referencia y el mensaje lanzado fue muy contundente.

El mercado ya sabía que el dinero a coste cero de la Fed había llegado para quedarse

Cuando la Reserva Federal adoptó las medidas de urgencia en el mes de marzo, el mercado ya entendió entonces que, al igual que sucediera en el año 2008, el dinero a coste cero había llegado para quedarse durante un período muy prolongado de tiempo, pero lo que no esperaba era una declaración de intenciones tan cristalina por parte de la entidad.

De hecho, muy pocas veces en la última década se ha visto una unanimidad parecida a la hora de colocar los puntos en el gráfico entre los miembros de la Fed como en esta ocasión: ningún cambio en 2020, ningún cambio en 2021 y solo dos de los 17 miembros de la entidad ven posible una subida a lo largo de 2022.

Por si ello fuera poco, la posterior comparecencia del presidente de la Fed, Jerome Powell, en rueda de prensa fue igual de contundente y puso en palabras lo que antes habían dicho con puntos: “ni si quiera nos planteamos el hecho de plantearnos subir los tipos de interés”.

La Reserva Federal añade presión al dólar, pero la aversión al riesgo lo hace con el euro

Estas palabras añadieron más presión al dólar que acabó cediendo terreno en todos su frentes rivales. Sin embargo, se produjo un cambio significativo en la mentalidad de los inversores durante el jueves, que volvieron a acudir al rey dólar durante la sesión del jueves, ante el aumento de la aversión al riesgo.

El dólar estadounidense no es considerado un activo refugio como tal pero, cada vez más, los inversores tienden a acordarse del billete verde cuando la situación económica empeora. Lo vimos en los últimos dos años durante la guerra comercial, y lo volvemos a ver a hora, cuando la pandemia amenaza la economía mundial.

En el caso concreto del EUR/USD, un aumento de la aversión al riesgo suele venir acompañado de mayores sombras y dudas sobre la posible evolución de la economía comunitaria, lo que fomenta también el movimiento de salida desde un lado hacia el otro del Atlántico.

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