Situación actual del mercado del petróleo: quién es quién y qué nos ha llevado a esta situación
Los futuros sobre el petróleo crudo se desploman hasta niveles sin precedentes y llegan a alcanzar incluso cotas negativas en algunos vencimientos, pero el impacto del coronavirus es solo la punta de un iceberg mucho más grande.
- ¿Cómo ha llegado el mercado del crudo hasta esta situación tan extrema?
- Situación actual de la oferta mundial de crudo.
- Situación actual de la demanda mundial de crudo.
- ¿Cuánto más puede caer la demanda mundial de petróleo durante la gran reclusión?
- ¿Qué supone la industria del petróleo para los grandes productores?
- ¿A qué nivel necesitan los estados que se sitúe el crudo para cuadrar sus cuentas?
- ¿Por qué entra Arabia Saudí entonces una guerra de precios?
- ¿Por qué entra ahora Estados Unidos en el juego de Arabia Saudí?
La situación del mercado del petróleo vive momentos de auténtica locura, con los propietarios de contratos de futuros con vencimientos más inmediatos llegando a pagar dinero incluso a cualquiera que esté dispuesto a quitarles de encima la obligación de tener que hacerse cargo de la entrega física de un producto cuya demanda en estos momentos se encuentra totalmente deprimida.
La irrupción del coronavirus y el estallido de una crisis sanitaria sin precedentes en los últimos 100 años ha obligado a unas severas medidas de confinamiento, así como a la puesta en marcha de otras restricciones de movilidad que han tenido un impacto demoledor en el mercado del crudo.
Sin embargo, la irrupción del COVID-19 en las economías occidentales no ha sido más que la gota (por no decir el chorro) que ha colmado un vaso que ya se encontraba a punto de desbordarse, toda vez que los grandes productores se han pasado los últimos años inundando el mercado de crudo sin tener en consideración que la demanda mundial no crecía al mismo ritmo que la oferta.
¿Cómo ha llegado el precio del petróleo hasta esta situación tan extrema?
La cosa ya tenía muy mala pinta en 2014. El preció petróleo comenzó a desplomarse con fuerza por la situación de sobreoferta, y no fue hasta el año 2016, cuando la cotización de la materia prima se acercó a los 25 euros por barril, cuando los estados integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros grandes productores como Rusia (OPEP+) lograron ponerse de acuerdo en hacer un esfuerzo conjunto para recortar la producción de forma coordinada.
El entendimiento funcionó y los precios se recuperaron notablemente hasta bien entrado 2018, momento en el que volvió a alcanzar los 75 dólares por barril. Contentos con el resultado, los productores dieron por finalizado su acuerdo y retomaron sus niveles de producción previos, lo que hizo tambalearse de nuevo los precios.
En diciembre de ese mismo año, la situación volvía a ser insostenible, con el barril prácticamente otra vez en los 40 dólares. La OPEP recurrió de nuevo a un acuerdo y logró levantar los precios en un primer momento -hasta los 65 dólares-, pero las dudas volvieron al mercado a los pocos meses.
Este nuevo acuerdo se mantuvo vigente a lo largo de todo 2019 y el primer cuarto de 2020, pero, visto que el efecto de la medida se estaba diluyendo, Arabia Suadí propuso a Rusia que, ya que había que renovar el pacto que expiraba el 31 de marzo, lo mejor sería incrementar también el esfuerzo realizado por cada estado.
Moscú, que no gozaba ya de la mejor fama como cumplidor entre sus aliados coyunturales de la OPEP, se negó a ampliar las cifras, un hecho que enojó profundamente a Riad, que optó, a su vez, por romper las negociaciones y empezar una guerra de precios, incrementando hasta niveles nunca antes vistos su producción diaria.
Esta noticia fue un auténtico shock para el mercado. Los inversores esperaban una ampliación del acuerdo para equilibrar la oferta y la demanda y lo que tuvieron fue la situación contraria. La estrategia saudí pasaba por tensar la cuerda al máximo para asfixiar a sus rivales, pero cierta pandemia se cruzó en su camino y exacerbó la situación hasta tal punto que fue necesario que todos los productores del planeta se pusieran de acuerdo en recortar sus niveles de producción.
Tras una semana de arduas negociaciones, con la negativa de México a aceptar su cuota de recortes como protagonista, la OPEP, sus antiguos socios y el resto de naciones productoras, incluida Estados Unidos, aceptaron proceder a limitar sus niveles de bombeos en 9,7 millones de barriles diarios. Los productores firmaron el acuerdo más ambicioso hasta la fecha… pero, en esta ocasión, no sirvió de nada. Veamos el porqué.
Análisis: situación actual de la oferta mundial de crudo
En los últimos años, la situación de la producción se ha movido a diferentes velocidades: mientras los estados miembros de la OPEP conseguían rebajar su producción de crudo desde los 31,34 millones barriles al día en 2018, hasta los 27,79 millones en febrero de 2020, el resto de países fuera del cartel ha registrado la trayectoria contraria.
Con un avance progresivo de los niveles de bombeo, según los últimos datos publicados por el informe mensual de la OPEP, la producción mundial de crudo se ha elevado en este periodo en 2 millones de barriles al día, hasta alcanzar los 100 millones de barriles diarios.
Rusia ha contenido sus niveles de bombeo en torno a los 10,5 millones de barriles, pero Estados Unidos, el tercero en discordia, ha disparado un 25% su producción en los últimos dos años, al pasar de los 10 a los 12,78 millones de barriles de barriles de petróleo, y convertirse en el primer el primer país del mundo en producción.
Por su parte, Arabia Saudí, sí que había mostrado un mayor compromiso con los recortes y logró rebajar su producción desde los 10,5 millones de barriles al día a unos 9,6 millones el pasado mes de febrero. Sin embargo, ante el enfrentamiento con Rusia, en el mes de marzo volvió a elevar sus niveles de extracción hasta los 10,05 millones de barriles al día y dio orden a su petrolera estatal, Saudí Aramco, de incrementar su producción por encima de los 12 millones de barriles.
Situación actual de la demanda mundial de crudo
En la otra cara de la moneda, las perspectivas de la demanda se han deteriorado profundamente. En su informe de marzo, la OPEP estimaba que la demanda mundial podría caer hasta los 97,5 millones de barriles en el primer trimestre y recuperarse hasta los 98,20 en el segundo. En el conjunto del ejercicio, la demanda se mantendría prácticamente sin cambios respecto al pasado año, en una media de 99,73 millones de barriles al día.
Sin embargo, la irrupción del coronavirus ha obligado a cambiar a marchas forzadas las previsiones que maneja el cártel y en su informe de abril ya dibujaba un escenario mucho más difícil: una demanda de 92,92 millones de barriles en el primer trimestre, de 86,7 millones en el segundo y un total de 92,82 en el conjunto del ejercicio.
De este modo, las matemáticas que salen son muy adversas para el crudo: 100 millones de producción, más 2 millones que añadiría Arabia Saudí (los recortes de la OPEP+ se aplicarán desde los niveles de abril y no de marzo), nos deja una oferta total de 102 millones. Si a esto le quitamos los 9,7 millones comprometidos por los productores en su esfuerzo conjunto, nos quedarían una producción total de en torno a los 92 millones de barriles, misma cantidad que ahora estima la OPEP que será la demanda total en el presente año.
Dicho de otro modo, el esfuerzo conjunto al que han sido capaces de llegar todos los países productores a lo largo de una semana de negociaciones y que ha sido calificado como el más ambicioso hasta la fecha no conseguirá restar en la práctica ni una gota de petróleo a su actual situación de sobreoferta, que en esencia es el gran problema que vive la materia prima y que ha provocado la caída de sus precios.
¿Cuánto más puede caer la demanda mundial de petróleo durante la gran reclusión?
Además, un aspecto que hay que tener en cuenta es que estas cifras son las ofrecidas por la OPEP, que son parte interesada, y cuyas predicciones suelen ser bastante más generosas del lado de la oferta que del lado de la producción.
De hecho, los cálculos que hace la Organización se realizan sobre una proyección de que la economía mundial se contraerá un 1,5% en 2020, el PIB de estados Unidos lo hará un 4,1%, el de la zona euro un 6% y que el de China crecerá un 3%.
Estos números, aunque alarmantes, se quedan, sin embargo, muy lejos de las cifras que proyectan organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que avanzan unas caídas que prácticamente duplican los números del cartel.
En concreto, el FMI prevé que la contracción de la economía global ceda un 3%, la de Estados Unidos un 5,9%, la de la eurozona un 7,5%, mientras que China crecería en torno al 1,2%, lo que, de cumplirse, provocaría un retroceso de la demanda muy superior al 6,85% previsto por la OPEP.
¿Qué supone la industria del petróleo para los grandes productores?
Así las cosas, la batalla por la hegemonía del mercado del crudo se dirime entre tres grandes jugadores: Arabia Saudí, Rusia y Estados Unidos.
Para el reino saudita, el oro negro supone el 23% de su Producto Interior Bruto, representa el 90% de las exportaciones del país y aporta en torno al 80% de todos los ingresos públicos que componen el presupuesto del estado. El coste de producción de la materia prima es realmente bajo y se sitúa entre los 5 y los 10 dólares por barril.
Para Rusia, sin embargo, el coste de producción es notablemente superior y se sitúa en torno a los 40 dólares por barril. Esta materia prima aporta, junto con el gas natural, en torno a un 15% del PIB nacional, representa el 70% de las exportaciones del estado y aporta un 50% al presupuesto nacional.
Por su parte, en Estados Unidos la dependencia de la economía del país al petróleo es mucho más reducida, ya que sólo supone el 1,8% del PIB, pero sí que supone uno de los grandes motores de empleo la economía del Tío Sam, con 10 millones de puestos de trabajo, además de acapara casi un 15% de todo el gasto en capital fijo que se realizan el país, y el coste de producción se situaría en torno a los 60 dólares por barril.
Análisis: ¿a qué nivel necesitan los estados que se sitúe el crudo para cuadrar sus cuentas?
Sin embargo, el coste de producción no significa necesariamente el nivel al que los estados necesitan que se sitúe la materia prima. Arabia Saudí tiene un precio de producción realmente bajo, entre los más reducidos del planeta, sin embargo, como hemos visto, las grandes cuentas del país sí que dependen fuertemente del precio del petróleo crudo, ya que este se produce a través de una empresa estatal.
De este modo, Arabia Saudí puede hacer caer el precio del crudo por debajo de los 20 dólares y seguir siendo rentable su extracción, pero a su vez estaría menoscabando sus grandes cuentas de la nación y provocando un fuerte déficit ya que su presupuesto nacional solo es estable con el barril de crudo por encima de los 80 dólares.
En la otra cara de la moneda tenemos a Estados Unidos, en donde la industria se encuentra por entero en manos privadas, y tan solo necesita que el barril de petróleo se sitúe por encima de los costes de producción para que sea rentable su actividad.
Cuando baja de estas cotas, sin embargo, sus empresas entran en riesgo de quiebra, al situarse el costo de producción por encima del precio de venta en el mercado.
¿Por qué entra Arabia Saudí entonces una guerra de precios del petróleo?
Arabia Saudí estaba harta de la situación. Dada la enorme dependencia que tiene el país de los precios del crudo, la inacción del resto de estados no alineados con el acuerdo y el dudoso grado de implicación de Rusia ha hecho que finalmente optase por romper la baraja.
Rusia estaba ganando cuota de mercado durante los años de reducción de los niveles de bombeo y siempre se mostró reacia a incrementar los esfuerzos, mientras que los grandes productores estadounidenses seguían inundando el mercado de petróleo.
Ante esta situación, Riad optó por pasar a la acción, sacrificar sus cuentas en el corto plazo, echar del mercado a los productores privados de Rusia y Estados Unidos, llevándolos a la quiebra, para ganar así la batalla en el largo plazo… Pero el estallido de la pandemia del COVID-19 hizo saltar sus planes por el aire.
¿Por qué entra ahora Estados Unidos en el juego de Arabia Saudí?
En Washington, los bajos precios del petróleo venían bien para el inquilino de la Casa Blanca. Donald Trump veía con buenos ojos unos bajos precios del petróleo para empresas y consumidores, sin embargo, la situación ha alcanzado unos niveles insostenibles para la industria petrolera y se ha movido con presteza ahora para llegar a un acuerdo con la OPEP.
Tan complicada fue la situación de la industria estadounidense, que Trump se ofreció incluso a asumir parte del esfuerzo en reducción de la producción que le tocaba asimilar a México, pero que el país azteca se negó en redondo a firmar.
La situación de los productores estadounidense con el crudo en sus niveles actuales es tan dramática que han aceptado cumplir con un acuerdo firmado por el Estado y que no tienen obligación legal de acatar, y su futuro podría pasar por una suerte de programa de subvenciones, como el que existe en Europa para la agricultura, en el que se bonifique a las empresas por ceñirse a unas cuotas.
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