Los precios pueden subir y bajar. Uno de los aspectos clave para que un plan de trading funcione es realizar una adecuada gestión de tu riesgo porque, como todo inversor que haya estado en la actividad un tiempo sabe, no siempre se acierta.

En finanzas, el riesgo se define como la posibilidad de que el retorno real de una inversión sea menor que el retorno esperado.

Esto incluye la posibilidad de pérdidas y, si operas con apalancamiento, la posibilidad de perder incluso más de lo que has invertido.

La gestión del riesgo es un conjunto de normas y medidas que puedes poner en marcha para asegurar que el impacto de tomar una decisión equivocada sea asumible.

De hecho, los inversores con estrategias de gestión del riesgo especialmente eficaces pueden obtener beneficios incluso si participan en más operaciones con pérdidas que con ganancias. Esto es debido a que sus operaciones con ganancias son, en promedio, más rentables que sus pérdidas.

Veremos cómo funciona esto más adelante, pero primero estudiaremos los tres tipos de riesgo principales a los que te puedes enfrentar en el transcurso de las operaciones.

Riesgo de mercado

Con mucho, el tipo de riesgo más familiar es el riesgo de mercado. Este se refiere a la posibilidad de sufrir pérdidas debido a los movimientos en los precios de mercado.

Los cuatro factores que tienen el mayor impacto en los precios de mercado son:

• Los tipos de interés
• Los precios de las acciones
• Los tipos de cambio
• Los precios de las materias primas

Es importante destacar que estos factores no tienen que cambiar directamente el precio del mercado en el que estás operando para tener un efecto.

Por ejemplo, si vives en el Reino Unido, pero está operando en una bolsa de los Estados Unidos, tus ganancias o pérdidas pueden verse afectadas significativamente por el tipo de cambio GBP/USD, incluso si el precio real de las acciones sigue siendo el mismo.

Del mismo modo, los precios de mercado pueden verse influenciados por muchos elementos diferentes que actúan en conjunto o unos contra otros.

Por ejemplo, si estás operando en una importante bolsa minera como Antofagasta, los precios de las materias primas afectarán en gran medida al precio de tus acciones, en particular el cobre, que es la materia prima principal que produce la empresa.

Como la mayoría de las materias primas se denominan en dólares estadounidenses, la fortaleza de esta moneda tendrá una incidencia significativa en los precios de las materias primas y, a su vez, en la bolsa. Además, el cambio de la política monetaria en China podría impulsar o frenar la expansión de la construcción en el país, aumentando o reduciendo la demanda global de materias primas, como los materiales de construcción. De nuevo, esto podría afectar al precio de las acciones de la empresa minera.

Así pues, es importante reconocer el riesgo de mercado que puede provenir de varias fuentes diferentes, algunas de las cuales pueden no ser obvias en el momento en el que consideras las oportunidades de trading potenciales.

Riesgo de liquidez

Menos conocido, pero también muy importante, es el riesgo de liquidez. Se trata del riesgo de no poder comprar o vender un activo lo suficientemente rápido para evitar una pérdida. Hay dos tipos principales:

• Riesgo de liquidez de activos: se refiere a la capacidad del activo para ser operado en el mercado. Si, por ejemplo, tienes acciones poco conocidas y nadie desea comprarlas, puede ser necesario venderlas a un precio menos favorable. Este tipo de riesgo tiende a ser un problema en los mercados emergentes o de bajo volumen.
• Riesgo de liquidez de financiación: es el potencial de pérdida si una de las partes involucradas en una transacción no puede cumplir sus obligaciones financieras cuando se necesita. El retardo de tiempo resultante podría tener un impacto en los precios de mercado, o podría provocar el fracaso total de la operación.

Riesgo sistémico

Por último, existe el riesgo sistémico: se trata del riesgo de que todo el sistema financiero se vea afectado por un evento en particular o una serie de eventos.

Esto ocurrió durante la crisis financiera mundial del 2008, donde cuestiones de deuda de alto riesgo y el subsiguiente colapso de grandes instituciones financieras, como Lehman Brothers, causaron la caída de los mercados de valores en todo el mundo.

Como sus efectos son globales, suele resultar muy complicado protegerse frente al riesgo sistémico, aunque los inversores con carteras más diversas no se ven tan afectados como aquellos que invierten en un solo tipo de activo o sector.

Entre otros ejemplos de riesgo sistémico se incluyen los desastres naturales, las guerras y los cambios reglamentarios o políticos importantes.