¿Qué son los contratos por diferencia (CFD)?

La inversión sobre el valor de los activos financieros a medida que suben y bajan siempre ha sido popular, especialmente porque hay una gama muy diversa de mercados entre los que elegir, incluyendo:

• Acciones como Apple o BP
• Divisas como el euro (EUR) o el dólar estadounidense (USD)
• Commodities como el oro, el petróleo o el azúcar
• Índices que rastrean el rendimiento de un grupo de acciones, como el FTSE 100 o el Nikkei 225
• Otros productos financieros como tipos de interés, bonos del Gobierno, etc.

En un momento dado, cada uno de estos activos vale una cierta cantidad de dinero. Este es su precio o valor de mercado, y cambia a lo largo del tiempo.

Hoy una acción de Apple puede valer 190 $, pero mañana su valor puede subir a 200 $. Del mismo modo, un euro puede valer alrededor de 90 peniques esta semana, pero dentro de dos meses puede bajar a 80 peniques.

Si bien la compra y venta de acciones o el intercambio de divisas pueden ser relativamente fáciles para un inversor minorista, comprar commodities como barriles de petróleo o abrir una posición sobre índices es mucho menos sencillo.

Un contrato por diferencia (CFD) te permite operar sobre la subida o bajada del valor de cualquiera de estos activos financieros en el futuro, y es una forma mucho más accesible de operar en mercados como el de commodities e índices.

Cuando operas con CFD no estás operando realmente con un activo físico, sino que estás acordando operar con la diferencia en el valor de un activo entre el momento en el que el contrato se abre y el momento en el que se cierra. Por tanto, a diferencia de la compraventa tradicional, los CFD te permiten operar sin ser el dueño del activo subyacente. Si crees que el precio del activo va a subir, «compras» (también se conoce como ir largo). Si crees que va a caer, «vendes» (ir corto).

Los contratos por diferencia son derivados, ya que el precio de un CFD se deriva del valor de un activo subyacente. Por ejemplo, puedes abrir un CFD basado en el precio del oro, con la expectativa de que el metal aumente de valor. Si el precio del oro sube y luego cierras el contrato, podrás obtener beneficios, mientras que si el precio desciende, acumularás pérdidas.

Cuanto más se mueva el mercado a tu favor, más beneficios cosecharás. Y cuanto más se mueva el mercado en tu contra, más pérdidas acumularás. Además, como nunca llegas a ser dueño del activo físico, puedes beneficiarte de los precios potenciales al alza o a la baja del mercado subyacente.