¿Qué es el estímulo económico? Todo lo que necesitas saber
Los gobiernos y los bancos centrales tratan de intervenir cuando la economía experimenta problemas y lo hacen utilizando el estímulo económico. Explicamos qué es y por qué es importante para los inversores y operadores.
¿Qué significa estímulo económico?
Se habla de estímulo económico cuando un gobierno introduce políticas que tratan de estimular la economía y suscitar una respuesta del sector privado. Suele introducirse cuando una economía experimenta problemas y tiene por objeto invertir o prevenir una recesión.
La economía se compone de muchas partes diferentes y un evento en un área a menudo produce un efecto en cadena. Por ejemplo, cuando un país entra en recesión, el desempleo aumenta, lo cual significa que hay menos gente trabajando y gastando dinero.
La demanda se reduce, lo que a su vez lleva a más empresas a despedir a los trabajadores y así sucesivamente. El objetivo del estímulo económico es intervenir directamente y compensar la reducción temporal de la demanda con el fin de crear empleo, lo que en este caso tiene repercusiones en cadena positivas en toda la economía para permitir su recuperación.
Estímulo fiscal frente a estímulo monetario
Las dos formas predominantes de introducir estímulos económicos son la política fiscal y la política monetaria.
La política monetaria es la forma de estímulo más utilizada. Esta hace referencia a las políticas que llevan a cabo los bancos centrales, como la reducción de los tipos de interés o mediante quantitative easing (QE), que suelen tener por objeto la mejora de la disponibilidad de crédito para que las personas y las compañías puedan pedir dinero prestado a tipos más favorables, para alentarlos a gastar más y ahorrar menos.
La política fiscal, por otro lado, es introducida por los gobiernos y por lo tanto está expuesta a la política. Esto puede incluir reducciones de impuestos, que dan a las personas y a las compañías más dinero para gastar, o un aumento del gasto público, que puede ayudar a sostener la disminución de la demanda del sector privado para impulsar el empleo y la inversión.
Tanto el estímulo monetario como el fiscal tienen diferentes ventajas y desventajas, ya que cada uno de ellos está condicionado por sus propias limitaciones. La mayoría de las veces, los bancos centrales y los gobiernos tratarán de mantener alineados sus objetivos para la economía, ya que esto es más eficaz que contrarrestar las acciones de los demás, pero de vez en cuando ciertos objetivos son contraproducentes entre sí. Por ejemplo, un banco central podría recortar los tipos de interés para animar a la gente a pedir más dinero prestado, pero eso podría no servir de nada si el gobierno decide aumentar los impuestos y recortar el gasto público.
Estímulo fiscal
Los gobiernos tienen la oportunidad de ser creativos con el estímulo fiscal, posiblemente más que los bancos centrales. Aun así, las políticas preferidas para introducir a medida que la economía fluctúa son los recortes de impuestos y el aumento del gasto público. El aumento de la renta disponible de las personas las incentiva a gastar más para aumentar la demanda en la economía, mientras que un mayor gasto público puede crear puestos de trabajo y otros beneficios.
Los estímulos fiscales pueden dirigirse a industrias específicas que están necesitadas o a las que se quiere ayudar a crecer a un ritmo más rápido. Un ejemplo de ello podría ser un recorte de impuestos para las nuevas empresas tecnológicas a fin de fomentar el florecimiento de la industria del país o un aumento de la inversión en infraestructuras como carreteras y viviendas.
Es importante señalar que el estímulo fiscal depende de que el gobierno aumente la deuda pública. Es lo contrario a la austeridad, que es cuando los gobiernos recortan el gasto público y aumentan los impuestos para reducir la deuda pública. Sin embargo, no siempre tiene que involucrar dinero. Relajar los reglamentos para facilitar y abaratar la actividad de una industria también puede servir para intentar estimular un sector económico concreto.
El objetivo del estímulo es conseguir que el crecimiento económico supere el aumento de la deuda para que el déficit se cierre finalmente. Esto se llama el efecto multiplicador. Cualquier estímulo con un multiplicador superior a uno puede considerarse un éxito. Por ejemplo, si un gobierno pide prestados 1000 millones de euros adicionales para inyectarlas a la economía, y en consecuencia, el producto interior bruto (PIB) aumente en 2000 millones de euros, el estímulo habría experimentado un efecto multiplicador de dos. Sin embargo, es importante señalar que los estímulos mal ejecutados pueden tener un efecto multiplicador negativo si provocan la pérdida de empleos o reducen el gasto de los consumidores, lo que da lugar a un multiplicador inferior a uno.
El estímulo fiscal dará lugar a una ratio superior entre la deuda y el PIB a corto plazo pero, si tiene éxito, debería ayudar a reducirla aún más a medida que las políticas empiecen a surtir efecto. El debate sobre el impacto del estímulo fiscal se centra en la dependencia de la utilización de la deuda y el logro de un multiplicador sustancial. Puede ser difícil calibrar el impacto directo de las políticas individuales y algunos sostienen que nunca se puede lograr un multiplicador aceptable, ya que el gobierno está simplemente gastando un dinero que, en circunstancias normales, habrían pagado los consumidores, todo a expensas del erario público.
Estímulo monetario
El mundo se ha acostumbrado al estímulo monetario desde el último derrumbe financiero en 2008-2009. Los bancos centrales tenían la responsabilidad de reanimar la economía y empezaron por recortar los tipos de interés, por lo que era más barato para las personas y las empresas pedir dinero prestado con la esperanza de que luego gastaran más. Los tipos de interés más bajos también reducen el incentivo para que las personas ahorren dinero y las animan a gastarlo o invertirlo.
Los tipos de interés solo pueden bajar hasta cierto punto y hoy en día estamos viendo incluso un puñado de países con tipos negativos, lo que en realidad significa que están pagando a la gente para que les presten dinero. Por lo tanto, los bancos centrales han tenido que utilizar otros estímulos para mantener la economía mundial en funcionamiento durante el último decenio.
La herramienta principal ha sido la QE. Esto es cuando un banco central imprime dinero adicional y lo utiliza para comprar deuda en forma de bonos de bancos comerciales, fondos de pensiones y otras instituciones financieras. De esta manera, tienen más dinero para prestar a los consumidores y las compañías, que pueden entonces invertir y gastar más.
En última instancia, el estímulo monetario consiste en gestionar la oferta de dinero o crédito en los mercados para garantizar que funcione sin problemas, mantener el empleo estable, los precios estables (por medio de la inflación) y el crecimiento en marcha.
Pero las críticas a estas formas de estímulo monetario han ido creciendo a lo largo de los años y se han acelerado desde que surgió el coronavirus. Los bancos centrales de todo el mundo han gastado billones en QE y los tipos de interés están en mínimos históricos, pero la economía necesita un rescate, lo que hace pensar a muchos que los bancos centrales tienen poco margen de maniobra para que sus economías superen la crisis actual.
Esto ha intensificado el debate sobre formas menos convencionales de estímulo monetario, como el uso del helicóptero del dinero o ideas más radicales como la introducción de una renta básica universal, que tendrían que ir de la mano de las políticas fiscales del gobierno. Una desventaja de que un gobierno y un banco central alineen sus paquetes de estímulo es que plantea dudas sobre la independencia del segundo, ya que se expone a estar haciendo lo que el primero quiere.
Cómo operar con el estímulo económico
El impacto de cualquier estímulo económico depende de los detalles más sutiles, pero tanto la política fiscal como la monetaria pueden tener una influencia significativa en la economía y, por lo tanto, en los mercados.
Las mejores oportunidades se encuentran en el mercado de forex, ya que las divisas siempre se mueven para ajustarse a cualquier cambio en la política monetaria y también pueden reaccionar a la política fiscal. El recorte de los tipos de interés a menudo lleva a la depreciación de la divisa del país, ya que la gente traslada su dinero a otras divisas pueden ofrecer mejores tasas de ahorro. La QE tiende a hacer lo mismo, ya que aumenta la cantidad de dinero en circulación y diluye el valor de todo el dinero existente, de la misma manera que una compañía diluye a sus inversores cuando emite nuevas acciones de la empresa. Por otra parte, el estímulo fiscal tiende a aportar un impulso ya que la demanda de activos denominados en esa divisa aumentará.
También hay oportunidades en los mercados de índices y acciones, particularmente cuando se trata de estímulos fiscales. Si el gobierno respalda un sector concreto de la economía, como la vivienda, esto debería traducirse en (en igualdad de condiciones) un aumento de los precios de las acciones para los constructores de viviendas. De forma similar, si un paquete de estímulos económicos da como resultado una divisa más débil, esto proporcionará un impulso a las acciones que exportan u obtienen sus ingresos en otra divisa más fuerte, mientras que los importadores sufrirán porque tendrán un menor poder adquisitivo.
Estas medidas pueden tener efectos indirectos en otros mercados como el de materias primas, que presenta más oportunidades para los inversores. Esto es especialmente cierto con el estímulo económico de EE. UU., ya que la mayoría de los recursos del mundo se cotizan en dólares por lo que cualquier fluctuación en la fuerza del dólar afecta directamente el valor de todos ellos, desde el petróleo hasta la soja.
El estímulo económico no solo anima la economía sino también los mercados. El reto está en observar todas las partes separadas de cualquier paquete y analizar los detalles más sutiles para poder operar con éxito respecto a cualquier estímulo que se introduzca o, en el caso de los inversores, para preparar la cartera en consecuencia.
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