Introducción

Al acercarte a él por primera vez, el trading financiero puede parecer una disciplina muy confusa. Es probable que hayas oído mucha jerga relacionada con ello. Algunos de los términos te resultarán más familiares, como, por ejemplo, tipo de interés, bróker, materia prima o dividendo, mientras que encontrarás otros de los que nunca habrás oído hablar, tales como strangle de largo, EBITDA o nube ichimoku.

En cualquier caso, si dejamos a un lado la terminología, encontramos un único principio esencial en el que se basa el trading financiero: predecir cuándo va a subir o bajar el precio de algo. Si esta predicción se realiza correctamente, existe la oportunidad de conseguir grandes beneficios. Sin embargo, si se realiza de forma errónea, se corre el riesgo de perder mucho dinero.

Este es el punto en el que entramos en escena. El objetivo de nuestra academia sobre trading es el de guiarte a través de esta disciplina partiendo de una serie de principios básicos. Cuanto mayor sea la cantidad de información con la que cuentes, será menos probable que cometas errores costosos. Nuestro objetivo pasa por proporcionarte todos los conocimientos que necesitas para comenzar a tomar decisiones informadas en materia de trading.

Por ese motivo, vamos a centrarnos en qué operaciones puedes llevar a cabo, dónde y cómo. Vamos a enseñarte cómo encontrar oportunidades de trading, examinaremos cómo gestionar el riesgo, analizaremos las técnicas que utilizan los profesionales para obtener beneficios de forma sistemática y mucho más.

Sin embargo, antes de todo esto, tenemos que plantear la pregunta esencial sobre el trading financiero. ¿En qué consiste exactamente?

¿Qué es el trading financiero?

En pocas palabras, el trading financiero consiste en comprar y vender instrumentos financieros. Estos instrumentos pueden adoptar muchas formas. Algunas de las categorías más importantes son:

• Acciones: pequeñas unidades de propiedad de una empresa como, por ejemplo, Santander, Telefónica o Apple.
• Índices: el valor de un grupo de empresas representado mediante un único número. Por ejemplo, Ibex 35, S&P 500, Nikei 225, etc.
• Forex: divisas globales entre las que se incluye el euro el dólar o la libra.
• Materias primas: activos físicos, materiales sin procesar y productos agrícolas. Por ejemplo, oro, petróleo o maíz.

Tanto las personas como las empresas suelen comerciar con instrumentos financieros, ya que necesitan esos activos para sí mismos o para sus empresas. Por ejemplo, puede que quieras viajar de Europa a EE. UU. y que quieras convertir euros a dólares. Para ello, tendrás que participar en el mercado de forex.

En otro caso, un fabricante de ordenadores portátiles puede necesitar una gran cantidad de aluminio para fabricar componentes para sus equipos. Al adquirir el metal, la empresa participaría en el mercado de materias primas.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, los inversores no necesitan estos activos. Tan solo buscan obtener un beneficio derivado de las variaciones en el precio. Por ejemplo, al comprar con un precio bajo y vender por un precio alto.

¿Qué son los mercados financieros?

Al igual que sus equivalentes físicos, los mercados financieros son los lugares en los que los compradores y vendedores contactan para comerciar. Suelen ser lugares físicos, en lo que los inversores se encuentran para intercambiar un tipo de activo determinado. Por ejemplo:

• Acciones en la Bolsa de Londres (London Stock Exchange o LSE)
• Materias primas en el Chicago Mercantile Exchange (CME)

Sin embargo, también pueden ser sistemas electrónicos como:

• La bolsa de valores NASDAQ

• El mercado de forex (básicamente, una red de grandes bancos y proveedores de divisas)

A lo largo de este curso, examinaremos con mayor detalle los diferentes tipos de mercados.

Los mercados financieros permiten a los inversores intercambiar activos de forma rápida y sencilla, ya que todos los compradores y vendedores se encuentran en el mismo lugar (de forma presencial, electrónica o ambas).

Asimismo, cuentan con normas y regulaciones muy estrictas, lo que permite reducir el fraude y las actividades ilegales. Por ejemplo, si quisieras adquirir algodón en un mercado de valores regulado de materias primas, podrías hacerlo sin tener que inspeccionar el material, ya que sabrías que se ha sometido a una serie de comprobaciones previas de calidad.