¿Cómo afecta la inflación a la bolsa de valores?
La relación entre la inflación y las acciones es compleja, y cada acción debería evaluarse en función de sus características propias. Descubre cómo afecta la inflación a la bolsa de valores, tanto a largo como a corto plazo.
Lo que necesitas saber sobre la inflación
La inflación mide la tasa a la que se debilita el poder adquisitivo del dinero a lo largo del tiempo. El dinero actúa como una unidad de cuenta, un instrumento de cambio y una reserva de valor. Como reserva de valor, el poder adquisitivo del dinero depende de los niveles de los precios. A medida que los precios aumentan, cada unidad de dinero tiene cada vez menos valor.
El dinero no es la única reserva de valor, ya que las personas suelen optar por mantener su riqueza en otros activos como las acciones, los bonos o los bienes inmuebles. Sin embargo, estos activos suelen tener que convertirse en dinero antes de que la riqueza que poseen pueda intercambiarse por otros bienes y servicios.
Es sencillo observar los efectos negativos de la inflación. La pérdida de ingresos reales es especialmente notable para aquellos que tienen ingresos fijos (ingresos medidos como un conjunto de bienes y servicios en lugar de como una cantidad de divisas nominales). Además, dado que las personas tienen que mantener parte de su riqueza en dinero para realizar transacciones y para los gastos imprevistos, la inflación acaba por reducir esta parte de riqueza hasta que aumentan los salarios.
Sin embargo, el lado positivo es que unos niveles estables de inflación se correlacionan con un menor desempleo. Esto podría obedecer a que la expectativa de unos precios más elevados estimule las inversiones empresariales, o al aumento de la demanda de bienes de consumo y servicios. Además, muchos economistas argumentan que es necesario un nivel bajo de inflación (entre el 1% y el 3%) para que las políticas monetarias sean eficaces. Por último, los prestatarios se benefician de la inflación si tienen préstamos a tipo de interés fijo, ya que una mayor inflación implica un menor coste real de los préstamos.
¿Qué implica una mayor inflación para las acciones?
Lamentablemente, la relación entre la inflación y el precio de las acciones no es sencilla y no existe ninguna regla general que pueda aplicarse. Una estrategia de inversión o de trading prudente requeriría un análisis profundo de las características específicas de cada acción en cuestión.
Dicho esto, la idea predominante señala que existen ciertas pautas que pueden ayudar a llevar a cabo este análisis.
La inflación y las acciones a largo plazo
Para los inversores en acciones, estas pueden actuar como cobertura ante la inflación a largo plazo. Esto significa que el valor monetario de una cartera de acciones puede apreciarse a lo largo de un periodo inflacionario, por lo que la riqueza «real» que almacena (los bienes o servicios por los que puede intercambiarse) se mantiene a pesar de la subida de precios.
Por ejemplo, en caso de que la inflación se derive de un mayor coste de los insumos (lo que se conoce como inflación de costes), una vez que las empresas hayan tenido suficiente tiempo para adaptarse a las presiones inflacionarias y ajustar sus propios precios, los ingresos aumentarán y podrán reanudarse las tasas normales de beneficio.
El aumento de los costes de los insumos simplemente se traspasa a los consumidores después de un periodo de revisión de los precios. La lógica económica también implicaría que esto sea, posiblemente, más realista para una cartera bien diversificada que para las acciones individuales que conllevan su propio riesgo idiosincrásico.
La inflación y las acciones a corto plazo
Los analistas consideran que la dinámica a corto plazo es menos favorable y que la relación entre los precios de las acciones y la inflación es, con bastante frecuencia, una correlación inversa (es decir, a medida que la inflación sube, los precios de las acciones bajan o al contrario, a medida que la primera baja, los segundos suben). El impacto negativo de la inflación a corto plazo sobre los precios de las acciones podría deberse a una serie de factores, entre los que se incluyen:
- Una caída a corto plazo de los ingresos y los beneficios que lastre los precios de las acciones
- Una desaceleración económica generalizada que dé lugar a un entorno macroeconómico desfavorable para las bolsas de valores y para el consumo en general
- Una política monetaria que lleve a unos tipos de interés a corto plazo más elevados y haga que los inversores reemplacen las acciones por bonos de menor valor
- Las perspectivas de que unos rendimientos reales más bajos, o incluso negativos, hagan que se reduzca la demanda de la inversión en acciones. En los entornos inflacionarios, los inversores necesitan obtener beneficios más elevados con su cartera de acciones para asegurarse un rendimiento real positivo. Por ejemplo, si obtienes unos beneficios anuales del 4% con tu cartera, el rendimiento real será del 3% si la inflación es del 1%. Sin embargo, si la inflación sube hasta un 5%, obtendrías un rendimiento real negativo.
Las teorías que abordan la correlación negativa entre la inflación y las acciones también sostienen que, dado que los precios de las acciones vienen determinados por las estimaciones del mercado sobre el valor de una acción, la disminución de la demanda podría ser una consecuencia de los métodos de valoración de las acciones de los participantes del mercado.
Para comprenderlo mejor, es fundamental abordar una técnica de valoración muy utilizada en el mundo financiero: el descuento de los flujos de efectivo futuros previstos a sus respectivos valores actuales.
El «valor actual» de un flujo de efectivo futuro es la mejor estimación del valor del flujo de efectivo futuro en dinero actual. En su forma más básica, la fórmula del valor actual es la siguiente:
VA = E / (1 + i)n
- VA = valor actual
- E = importe del flujo de efectivo futuro
- i = tipo de interés (normalmente denominado «tasa de descuento»)
- n = número de veces que el tipo de interés se va componiendo (es decir, un tipo de interés anual se compone cinco veces si el flujo de efectivo se paga a cinco años en el futuro)
El valor actual es igual al flujo de efectivo futuro «E» dividido entre un tipo de interés apropiado, (1 + i)n. El tipo de interés suele denominarse «tasa de descuento».
Un flujo de efectivo de 100€ de aquí a un año, con una tasa de descuento del 5%, equivale a un valor actual de 95,24€. Esta es la conclusión principal: cuanto mayor sea la tasa de descuento, menor será el valor actual. El valor actual de un flujo de efectivo de 100€ de aquí a cinco años, al 5%, es de en torno a 78,35€ (cuanto más tarde en el futuro se sitúe el flujo, menor será el valor actual).
La cuestión de la tasa de descuento correcta es de vital importancia y es aquí donde la inflación entra en juego. Si la tasa de inflación se utiliza como dato para determinar la tasa de descuento, entonces una tasa de inflación más alta provocará una tasa de descuento más elevada.
Por ejemplo, pensemos en una acción que pague dividendos estables a intervalos predecibles y regulares. En este caso, el valor de la acción podría reducirse a la suma de todos los pagos de dividendos futuros, descontados a su valor actual. Este razonamiento conforma la base del modelo de descuento de dividendos (DDM por sus siglas en inglés).
Cuando se utiliza el DDM, la tasa de descuento ajustada a la inflación más elevada disminuye el valor actual de cada dividendo futuro previsto más de lo que lo habría hecho antes de la inflación. Esto, a su vez, reduce el precio actual de la acción.
¿Cuáles son las acciones que se deben tener en cuenta cuando la inflación es más elevada?
Las acciones de valor han tenido un mejor rendimiento que las de crecimiento y las de ingresos a corto plazo durante los períodos de inflación elevada. Sin embargo, la respuesta que des a una mayor tasa de inflación dependerá de si tienes una visión a largo o a corto plazo.
Como inversor a largo plazo, podrías cubrirte ante la inflación y proteger el valor de tu riqueza almacenada al permitir que tu cartera repercuta el aumento de los gastos en los consumidores a lo largo del tiempo. Para los inversores que adoptan una visión a corto plazo, se muestra que una mayor inflación también tiende a provocar una mayor volatilidad en la bolsa de valores, lo que ofrece oportunidades para comprar o vender acciones a corto plazo.
El rendimiento de las acciones de valor cuando la inflación es elevada
La investigación sugiere que los inversores prefieren las acciones de valor cuando inflación es elevada. Las acciones de valor cuentan con un valor intrínseco superior en comparación con su precio de cotización actual. Suelen ser acciones de empresas consolidadas y asentadas, con sólidos flujos de efectivo disponible actuales que pueden disminuir a lo largo del tiempo.
Durante los periodos de mayor inflación, las acciones asociadas con mayores flujos de efectivo actuales son más importantes que las acciones de crecimiento, que prometen rendimientos más lejanos. Esto podría deberse al efecto de la tasa de descuento compuesta en la fórmula del valor actual.
Cuando se valoran las acciones en términos de descuento sobre los flujos de efectivo futuros, los flujos de efectivo actuales importantes se reducirán en menor medida que los flujos de efectivo de importes equiparables en el futuro. Por ejemplo, 100€ en un año descontados al 5% equivalen a 95,24€ en el momento actual, pero el mismo flujo en cinco años solo vale 78,35€.
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El rendimiento de las acciones de crecimiento cuando la inflación es elevada.
La investigación indica que el precio de las acciones de crecimiento cae cuando la inflación es elevada. Las acciones de crecimiento, aunque no muestren sólidos flujos de efectivo disponible actuales o repartos de dividendos, sí demuestran tener el potencial de tener un mejor rendimiento que el mercado en el futuro.
Se trata de inversiones a largo plazo y solo se podría esperar una rentabilidad importante después de que hayan tenido la oportunidad de consolidarse y lograr resultados superiores a la media de manera constante.
Cuando se descuentan las acciones de crecimiento a un valor actual, el hecho de que los flujos de efectivo previstos estén adelantados implica que la tasa de descuento compuesta tendrá un impacto negativo sobre el precio actual de las acciones.
El rendimiento de las acciones de ingresos cuando la inflación es elevada
Dado que las acciones de ingresos pagan dividendos de manera regular y estable, que pueden no seguir el ritmo de la inflación a corto plazo, su precio bajará hasta que los dividendos suban y se adapten a la inflación.
Las empresas internacionales también pueden experimentar caídas en los precios de sus acciones cuando la inflación aumenta: si una empresa sube demasiado los precios, corre el riesgo de no ser competitiva si los actores extranjeros que operan en el mismo mercado son capaces de mantener los precios constantes.
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¿Qué implica una inflación más baja para las acciones?
Como una menor inflación se asocia con tipos de interés más bajos y con un mayor consumo, la demanda de acciones crece, ya que las empresas muestran ingresos sólidos, lo que da lugar a una apreciación del precio de las acciones. Una menor inflación también es positiva para las acciones que reparten dividendos más bajos pero estables. Esto se debe a que cuanto más modesta sea la tasa de inflación, mayor será el interés real que se obtenga por pago.
Por ejemplo, si el dividendo es del 5% y la inflación es del 3%, el interés real es del 2%, pero si la inflación es del 1%, el interés real es del 4%. Lo mismo ocurre con las acciones que presentan un mayor riesgo, ya que ambas podrían experimentar un aumento en la demanda y dar lugar a precios más elevados.
Una menor inflación, el tipo de interés y el ciclo económico
Una característica importante de la política inflacionaria es el aumento a corto plazo del tipo de interés (cuestión que, en ocasiones, se conoce como «endurecimiento de la política monetaria»). El coste mayor de los préstamos da lugar a un menor gasto de inversión por parte de las empresas y los hogares, y aquellos con rentas disponibles prefieren mantener activos rentables que generen ingresos en lugar de dinero que se deprecie.
La producción económica real se ralentiza, pero también lo hace la inflación (si la autoridad monetaria ha actuado de manera correcta y la sociedad considera que es fiable y eficaz).
Por el contrario, cuando la inflación es baja, los tipos de interés también pueden bajar y actuar como un incentivo para el gasto en inversión. Tal y como se observa en el gráfico anterior, en el ciclo empresarial, el crecimiento está estrechamente vinculado tanto a un tipo de interés más bajo como a una menor inflación.
La conclusión es relativamente sencilla: cuando los consumidores y las empresas gastan, el crecimiento económico general debería generar una rentabilidad sólida sobre las acciones, ya sea a través de dividendos o mediante la apreciación del precio de las mismas.
Una inflación más baja y los bonos
Una menor inflación también es una noticia positiva para los bonos. La inflación empaña el atractivo de los pagos de cupones, lo que hace que los inversores esperen un rendimiento más elevado al vencimiento. Esto incrementa la deuda de los emisores de bonos, lo que limita el gasto de inversión financiado por la deuda.
Es decir, los pagos de cupones son los flujos de efectivo pagados por el emisor del bono al titular del mismo en los plazos estipulados. Dado que los bonos se compran y venden en mercados abiertos, sus precios pueden variar en función de una serie de factores, entre los que se incluyen la oferta y la demanda.
El rendimiento al vencimiento es el tipo de interés que iguala el precio de mercado del bono con el valor actual de sus pagos de cupones futuros. Cuanto más bajo sea el precio del bono, mayor será su rendimiento al vencimiento para un pago de cupón determinado. Un rendimiento elevado al vencimiento representa un coste alto de la deuda para el emisor del bono. Dado que las empresas financian la inversión a través de la deuda, un coste elevado de los préstamos reducirá la oferta de bonos nuevos en el mercado.
Cuando la inflación es baja, la disminución del riesgo inflacionario, desde el punto de vista de los compradores de bonos, significa que están dispuestos a pagar un precio más elevado para asegurar el flujo de efectivo futuro desde el bono. La relación entre las acciones y los bonos es muy estrecha, y ambos suelen competir por los fondos de los inversores.
¿Cómo cubrirse ante la inflación?
Dado que la inflación reduce la riqueza almacenada en cada unidad de dinero, cubrirse ante la inflación consiste en trasladar la riqueza a activos que resistan ante la depreciación o, en el mejor de los casos, que se aprecien a una tasa más elevada que la inflación.
A la hora de cubrirse ante la inflación, existen varias opciones que se pueden tener en cuenta:
- Una cartera de acciones bien diversificada puede actuar como cobertura a largo plazo si las empresas son capaces de adaptarse al aumento de los costes de los insumos, al aumentar sus propios precios o al cambiar a insumos alternativos. En caso de que esto ocurra, los ingresos y los flujos de efectivo disponible aumentarán (y garantizarán que los ingresos reales se restablezcan), del mismo modo que los dividendos. Si los flujos ajustados a la inflación y los dividendos vuelven a los niveles reales normales, los precios de las acciones podrían apreciarse para reflejar la mayor valoración.
- Las materias primas son una forma tradicional de cobertura ante la inflación y el oro suele utilizarse como refugio para la riqueza durante los períodos inflacionarios. Sin embargo, deben tenerse en cuenta varios factores antes de asumir que las materias primas tendrán un rendimiento superior a otros posibles activos. Una buena forma de obtener exposición a los mercados de materias primas es a través de los fondos cotizados (ETF), que se componen de una cesta de acciones diferentes.
- Los fondos de inversión inmobiliaria (REIT por sus siglas en inglés) son una posible opción de cobertura, ya que los precios de los bienes inmuebles y los precios del alquiler son muy sensibles a la inflación. Los analistas indican que los rendimientos de los bienes inmuebles han demostrado ser resistentes a las subidas de los niveles de precios al consumidor. De hecho, dichos rendimientos han sido similares a los del mercado de valores, pero con una menor volatilidad y fluctuaciones cíclicas. Un REIT es una serie de activos inmobiliarios que distribuye los dividendos obtenidos de los ingresos de las propiedades entre los accionistas del fondo.
- A corto plazo, operar en corto con acciones puede actuar como cobertura si la demanda del mercado de estas acciones cae y la inflación sube. Las acciones de crecimiento y las de ingresos pueden verse afectadas por una bajada del precio debido a la reducción del valor actual de los dividendos y los flujos de efectivo disponible futuros.
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Resumen de la inflación y la bolsa de valores
- La inflación es la tasa a la que el valor o la riqueza que almacena el dinero se debilita a lo largo del tiempo. Dicho de otra manera, es la tasa a la que el dinero pierde poder adquisitivo. Un aumento de la tasa de inflación implica niveles de precios más elevados en general y una disminución de los niveles de ingresos reales hasta que los salarios también se ajustan al alza.
- La relación entre la inflación y los precios de las acciones es compleja y cada acción debería evaluarse teniendo en cuenta sus características individuales.
- A largo plazo, las empresas trasladan a los consumidores el aumento de los costes de los insumos. Con el tiempo suficiente, esto significa que los ingresos reales y el porcentaje de beneficio pueden volver a niveles normales, por lo que una cartera diversificada y no apalancada puede actuar como cobertura ante la inflación a largo plazo.
- A corto plazo, los expertos consideran que existe una correlación inversa frecuente entre la inflación y los precios de las acciones, ya que a medida que la tasa de inflación sube a corto plazo, los precios de las acciones bajan y viceversa. Esto podría deberse a una serie de factores, entre los que se incluyen las técnicas de valoración de las acciones que utilizan la tasa de inflación para aumentar la tasa nominal de rentabilidad requerida (la tasa de descuento) para evaluar los precios de las acciones.
- Las acciones de valor tienden a tener un mejor rendimiento que las de crecimiento y las de ingresos en los periodos de mayor inflación.
- Las estrategias de cobertura ante la inflación se basan en activos que tienen un mejor rendimiento que el mercado en los periodos con una inflación elevada, lo que contribuye a que la riqueza se conserve. No existe la cobertura perfecta, pero entre las opciones se incluyen una posición a largo plazo con una cartera de acciones diversificada, materias primas, bienes inmuebles u operar en corto con acciones de crecimiento o de ingresos.
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